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La Depresión: Tratamiento Psicológico Cognitivo Conductual

¿Qué es la Depresión?

A todos nos ha pasado lo de sentirnos tristes o desmotivados en algún momento, pero cuando esa sensación se alarga demasiado y empieza a afectar a nuestro día a día, puede ser señal de un Trastorno Depresivo.

No se trata solo de “estar de bajón” o “tener un mal día”, sino de algo más profundo. La depresión afecta tanto a la mente como al cuerpo y hace que las personas se vean atrapadas en una tristeza constante, falta de energía y un vacío difícil de explicar, llegando incluso a interferir en sus relaciones, trabajo, estudios y, en general, a su bienestar.

Los trastornos depresivos son un conjunto de alteraciones del estado de ánimo caracterizadas por tristeza persistente, pérdida de interés en las actividades cotidianas y síntomas emocionales y físicos. Dependiendo de la gravedad y duración se pueden clasificar en distintos tipos:

  • Trastorno Depresivo Mayor (TDM): Se caracteriza por episodios depresivo intensos que duran, al menos, dos semanas. La persona puede sentir síntomas como sentirse triste la mayor parte del día, falta de energía, cambios en el apetito, problemas de sueño, pensamientos negativos recurrentes, incluyendo ideas sobre la muerte o suicidio. Estos episodios pueden afectar de manera significativa en el funcionamiento diario de la persona e incluso ser incapacitantes si no se tratan.
  • Trastorno Depresivo Persistente (Distimia): Es una forma más leve, pero de más duración de depresión. Los síntomas son menos intensos que en el Trastorno Depresivo Mayor, pero duran, al menos, dos años. Las personas con este trastorno pueden ser funcionales en su vida diaria, pero suelen sentir tristeza continua y falta de energía que le dificulta disfrutar de la vida.
  • Existen otros tipos, como la Depresión Postparto o el Trastorno Afectivo Estacional, que se relacionan con factores más específicos como el embarazo o el cambio de estación.

La depresión no solo afecta al estado de ánimo, sino que también impacta en el funcionamiento físico y cognitivo, lo que puede llevar a una disminución en la capacidad para desempeñar actividades cotidianas, laborales, sociales o académicas.

 

Evaluación de la Depresión

El diagnóstico de este trastorno por un profesional de la salud mental suele basarse en los criterios establecidos por el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5). También pueden ser utilizadas entrevistas clínicas estructuradas y cuestionarios específicos como el Inventario de Depresión de Beck (BDI) para evaluar la gravedad de los síntomas o la Escala de Desesperanza de Beck para evaluar la tendencia a los pensamientos suicidas en casos muy graves. También sirven para descartar otras causas médicas o factores que están contribuyendo al mantenimiento o empeoramiento de los síntomas.

 

Tratamiento Psicológico de la Depresión

Este tratamiento de este trastorno puede enfocarse en la combinación de terapia psicológica y, según la gravedad, farmacológica.

Dentro de la terapia psicológica, la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) es una de las más eficaces para tratar la depresión. Se basa en la idea de que nuestros pensamientos, emociones y conductas están interconectadas y que, al cambiar los patrones de pensamiento y comportamiento, nuestro estado de ánimo puede mejorar. El objetivo principal es romper el círculo vicioso de pensamientos negativos y conductas de evitación que mantienen y agravan el trastorno. Las principales técnicas que se utilizan son:

  • Psicoeducación: este proceso de informar y explicarle a la persona lo que le está ocurriendo reduce su miedo e incertidumbre, facilita la adherencia al tratamiento además de que se desmontan mitos y se fomenta una visión más realista sobre su recuperación.
  • Reestructuración cognitiva: se ayuda a la persona a identificar y cuestionar pensamientos negativos automáticos (distorsiones cognitivas) como “soy inútil”, “nunca voy a mejorar”… y sustituirlos por interpretaciones más realistas.
  • Activación conductual: se rompen los patrones de inactividad y evitaciones promoviendo actividades agradables, incluso si la motivación es baja al principio. Se suelen usar autorregistros.
  • Habilidades sociales (asertividad y autoestima): se trabajan este tipo de habilidades para mejorar la expresión emocional, aprender a poner límites y manejar la culpa o la tristeza de manera saludable.

Si bien es cierto, en casos graves de depresión, el Tratamiento Farmacológico con antidepresivos puede ser de ayuda en combinación con la terapia. Los más utilizados son los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) e inhibidores selectivos de la recaptación de noradrenalina (IRSN), ayudan a regular el estado de ánimo equilibrando los neurotransmisores en el cerebro que están relacionados con el estado de ánimo y el bienestar.

En conclusión, la Depresión es un trastorno complejo que puede afectar al bienestar de quienes lo padecen. Es fundamental buscar ayuda profesional cuando se experimentan síntomas persistentes, ya que, cuanto antes se comience el tratamiento, mayor probabilidad hay de mejoría significativa.

Por: Lic. Claudia Rodríguez. Psicóloga de ALBORÁN Psicólogos.

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